Ponemos la mantequilla troceada en cubos junto con la harina en un bol de repostería. Mezclamos el conjunto desmenuzando con los dedos hasta que obtengamos unas migas. Incorporamos el huevo y la proporción de sal y azúcar dependiendo de la finalidad que le queremos dar a nuestra masa quebrada. Mezclamos bien pero sin llegar a amasar. Formamos una bola con la masa y la dejaremos reposar en la cámara frigorífica durante 45 minutos aproximadamente. Espolvoreamos con harina la superficie donde vamos a estirar la masa. Con la ayuda de un rodillo o uslero, estiramos hasta alcanzar la medida del molde que vamos a utilizar. Retiramos la masa que sobresale por los bordes del molde y pinchamos la base con un tenedor para evitar burbujas. Con el horno precalentado a 180ºC horneamos durante 15 ó 20 minutos hasta que quede dorada. Dependiendo de la receta a elaborar, hornearemos la masa quebrada sola o directamente con el relleno si necesita cocción. Independientemente de la cantidad de masa que necesitemos, la proporción será el doble de harina que de grasa y opcionalmente añadiremos huevos, leche, aromas, frutos secos, etc. Es aconsejable evitar el exceso de amasado para que la masa no quede demasiado elástica.
Dependiendo del uso que queramos darle añadiremos: 50 gr. de azúcar y una pizca de sal para recetas de repostería y 5 gr. de sal y una pizca de azúcar para elaboraciones saladas.